La Torre de Benavites

Declarada monumento histórico-artístico nacional en 1981, es por sí misma el edificio más emblemático de Benavites y de La Vall de Segó. Su datación exacta resulta difícil, pues su origen es hasta ahora incierto, al igual que el nacimiento de la Villa de Benavites, que seguramente, como indica su topónimo, tuvo su origen como una alquería musulmana, por lo que no se puede descartar que la Torre fuera en su origen una atalaya musulmana, construcción con carácter defensivo y comunicativo situada a medio camino entre las poblaciones fortificadas de Almenara al Norte y Sagunto al Sur.
También es probable que tras la conquista cristiana por parte de Jaime I, que pasó por estas tierras poco antes de la toma de Sagunto y Valencia hacia 1238 y después de la capitulación de Almenara, se realizaran intervenciones y readaptaciones del edificio para ajustarlo a las necesidades de los nuevos señores, como ocurrió en otras torres conocidas: Bétera, Paterna, Silla, etc. Sin embargo, la Torre que conocemos hoy presenta elementos y una imagen que la datan más tarde, a finales del siglo XV o principios del XVI, por lo tanto, de época Renacentista. Así, los pavimentos cerámicos existentes, de Manises, probablemente son del último tercio del siglo XV.
Las lápidas con caracteres hebreos, utilizadas tanto para sillares de la fachada como para los dinteles de la cornisa superior, provienen casi con toda seguridad del cementerio judío de Morvedre; es improbable que se utilizaran con anterioridad a la expulsión de los judíos en 1492. Otros indicios de estilo renacentista italiano aparecen en la artesanía de yeso del primer piso, y la prolongación superior del cuerpo de la torre, con un matacán, muestra la influencia de dicho estilo, más concretamente toscano.
Su ubicación dentro del desarrollo urbano de Benavites da lugar tanto a la hipótesis de la existencia de una torre musulmana, como a la posibilidad de prever la muralla del poblado medieval en la línea de la fachada norte.